El amor por las actividades acuáticas parece ser una pasión compartida por muchos miembros de la familia real británica. Desde la Reina Isabel hasta sus nietos, el agua parece tener un atractivo especial para ellos. Sin embargo, hay dos miembros en particular que han mostrado una admiración especial por el medio acuático: el Príncipe William y su esposa Catherine.
En una reciente entrevista, el heredero al trono británico reveló su amor por nadar junto a su esposa y su hijo George, quien también parece haber heredado la pasión por el agua de sus padres. “Catherine y yo amamos nadar. Y nuestro hijo George adora mergulhar”, dijo el Príncipe William con una sonrisa en su rostro.
Esta pasión por nadar no es una sorpresa considerando que ambos, el Príncipe William y Catherine, crecieron cerca del mar. Mientras que el Príncipe William pasó gran parte de su niñez en la Isla de Anglesey, una pequeña isla rodeada de agua en la costa de Gales, Catherine creció en la localidad costera de Bucklebury en Berkshire. Ambos crecieron rodeados de la belleza del mar, lo que sin duda influyó en su amor por el agua.
Pero su amor por nadar no se limita a las playas de Reino Unido. Durante su tiempo de estudio en la Universidad de St. Andrews en Escocia, tanto el Príncipe William como Catherine se unieron al club de natación y pasaban horas nadando juntos en las frías aguas de Escocia. Incluso después de graduarse, la pareja continuó disfrutando de su amor por el agua y se les podía ver nadando juntos en las playas de la isla de Mustique en el Caribe.
Además de nadar, el Príncipe William también es un apasionado del buceo y ha completado varios cursos de buceo durante su tiempo en la Marina Real. En una visita a la Isla de Mustique, el Príncipe William y Catherine hicieron una inmersión en las aguas cristalinas del mar Caribe y se quedaron maravillados con la belleza del mundo submarino.
Pero no solo se trata del amor por la actividad en sí, sino también de los beneficios que proporciona para la salud. La natación es una de las mejores formas de ejercicio, ya que trabaja todos los músculos del cuerpo y es de bajo impacto, lo que la hace ideal para personas de todas las edades. Además, el agua tiene un efecto relajante que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, lo que sin duda es una gran ventaja para miembros de la familia real que viven bajo una atención constante de los medios.
No cabe duda de que el amor por nadar se ha convertido en una actividad en familia para el Príncipe William, Catherine y su hijo George. Desde su primer viaje a Australia en 2014, el Príncipe William y Catherine han llevado a su hijo George a numerosas actividades acuáticas, desde jugar en la playa hasta nadar en la piscina. Incluso en su reciente visita a Canadá, la pareja disfrutó de una sesión de natación en la piscina de un hotel en Victoria, con su hijo George divirtiéndose en el agua.
Además de ser una actividad en familia, la pasión por el agua también ha sido una forma para el Príncipe William y Catherine de conectarse con la comunidad y apoyar causas benéficas. En 2013, la pareja participó en una carrera de natación en aguas abiertas en el Lago Windermere en apoyo a la organización benéfica Swimathon, que recauda fondos para proyectos de natación y deportes acuáticos para personas con discapacidades. Y en 2016, el Príncipe William se unió a un